¡Reloj!, dios implacable, impasible y siniestro,
cuyos dedos nos dicen: ¡Recuerda!, amenazando.
Los vibrantes dolores, en tu pecho encerrados,
nos clavarás lo mismo que saetas vibrando;
irá hacia el horizonte el placer vaporoso
lo mismo que una sílfide detrás de una bastidor;
cada instante devora un trozo de delicia
a cada hombre cedida lo mismo que una flor.Tres mil seiscientas veces a la hora, el segundo
repetirá; ¡Recuerda! Con una voz profunda
de insecto, ahora dice: ¡Yo soy aquel entonces,
y he tragado tu vida con esta boca inmunda!¡Recuerda! ¡Acuérdate!¡Esto memor! (Mis labios hablan todas
las lenguas con mi metal sonoro).
Los minutos, mortal frívolo, son las gangas
que detener debemos para extraer su oro.Acuérdate que el tiempo es terco jugador
que nos gana sin trampas, a golpes la partida
El día ya declina, la noche llega, ¡Acuérdate!,
se agota la clepsidra que cuenta nuestra vida.Ya va a sonar la hora en que el divino azar
y la virtud, tu esposa, no es posible que aguarde,
y el arrepentimiento (¡ho, postrero refugio!)
te dirán: "¡Muere, viejo; es demasiado tarde!"
Charles Baudelaire
miércoles, marzo 16, 2005
Bienvenida
Este es el primer paso que daré de un largo camino digital hasta que el tiempo me lo permita o que la Internet truene, lo que pase primero....
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